domingo, 17 de julio de 2011

ROGELIO Y OTILIA Novela de Javier Duhart

-Cuando las  noches se mueven-
Por Cohutec Vargas Genis.

            Era principio de mayo de 2011, llegue a casa de la cultura  de Atlixco casi a medio día, me presente en la oficina del Maestro Ricardo Pérez Quitt que por esos días ya era director del Cultura del Municipio, platicamos  de algunos detalles sobre la organización del primer encuentro “la poesía escrita en el agua” que se llevaría a cabo días después. El maestro me explicaba sobre la mecánica del encuentro, interrumpió el  tema,  tomo un oficio  que  estaba en su escritorio  y me pregunto si conocía a Javier Duhart, tome el documento, un oficio de presidencia con el curriculum  literario   de Javier y le dije a,  Ricardo que no,  que no lo conocía. Fue la primera vez que supe del Maestro Duhart.
            Pasaron  algunas semanas  y estábamos en el primer día del encuentro de poesía, por la noche se daría una cena en el restaurant fragaria, que está justo en la esquina que se asoma a la entrada del ex cuartel. No solo se ofreció la cena, los poetas anfitriones dimos un recital a los casi   50 escritores que llegaron de diferentes partes de la república, esa noches nos acompaño  una lluvia invocada por la poesía, Javier Duhart nos compartió sus textos románticos, ahí conocimos su pasión por la literatura  y la fuerza que posee al dar lectura a sus textos, actividad que  lo caracteriza. Al día siguiente  conversamos un poco, me obsequio una novela de su autoría, estaba feliz en el evento, pero lo que me llamo la atención de  su personalidad fue su sencillez y humildad. Ahí conocí al Javier que hasta hoy conozco, sencillo, hombre cuyo símbolo es el árbol de ahuehuete; eterno, robusto, empoderado, y sabiamente humilde,  que vive al  pie de su elemento, el agua,  que todo lo penetra.
            No fue fortuito que nos conociéramos en aquel evento cuyo  tema principal  era  precisamente su elemento: ¡el agua!
            Después se integró al taller de poesía invitado por el maestro Ricardo Pérez Quitt, ahí construimos una amistad, que seguramente perdurará.
            Javier Duhart es Hombre sensible, arquitecto de profesión, escritor, pintor y  poeta, es un hombre culto. Se ha sabido cultivar en la  sensibilidad que el arte ofrece, de él  ha cosechado  como arquitecto,  obras que transforman el paisaje con geometría viva, como escritor novelas agiles e ingeniosas, como pintor cuadros en los que el desnudo  resalta y lo abstracto nace  con una claridad que sorprende, y como poeta una de sus más recientes pasiones,  textos que se ajustan al canto sencillo, existencial, romántico; escritos a la orilla de la mar y sobre de la piel de la mujer amada.
 Pero sobre todo, Javier, el hombre, sabe cosechar  amigos.  Conoce como  tratar al otro, sabe tomar al ser humano,  como se toma el agua de un rio, con  las manos unidas y el corazón  alegre para recibir la frescura  y la amistad que cura la sed de compañía, principio  del ser, que permite manifestarnos como  personas  diferentes; Generosas, sensibles, preocupadas, activas, en una palabra: artistas.
            Antes de ser Narrador, el maestro Duhart es un excelente conversador, su extensa vida así se lo permite  – y cuando digo extensa me refiero, a que ha sabido  caminar sobre ella, yendo y viniendo a sus más lejanos  horizontes- Javier disfruta el mundo, el tiempo, la comida, la familia, la ciudades, los amigos y a la mujer amada. Ha sabido vivir esta vida, hecho que  solo  quienes son verdaderos hombres, logran.
            Con todos estos elementos, las novelas de Duhart son la posibilidad de acceder a un mundo del que seguramente saldremos enriquecidos.
            Hoy tengo la gratísima tarea  de presentar una de las novelas del maestro, Javier Duhart  y es además,  la más reciente: Rogelio y Otilia.
            La novela atrapa al lector desde las primeras líneas, ni siquiera hay que terminar el primer capítulo para no querer soltarla, el lector va   descubriendo los personajes, previendo la historia, y vislumbrando la serie de conflictos  que a lo largo de la misma se presentaran y darán la agilidad y la atmosfera de aventura que posee  de principio a fin.
            Los personajes están  construidos (así lo hace el arquitecto Duhart)  con una claridad extraordinaria, Rogelio un joven en apariencia irresponsable pero que está justo en el límite de su vida, para afrontar el sueño de cualquiera, encontrar el amor, la riqueza y la verdad, no sin antes  vivir en poco tiempo, la violencia, la muerte, la envidia, la venganza  que siempre acompañan a la fortuna. Y por el otro lado  como personaje   central  que le da  a la novela, sobre todo,  en sus primero capítulos, una atracción  de fantasía,  Otilia una mujer bella, de ojos verdes, de caminar sensual,  pasión potente y discreta,  pero que tiene el ingrediente que  captura el instinto; es prima de Rogelio, los une la sangre y como se verá en la novela, un amor que  irá creciendo a lo largo de la historia.
            El  estilo  narrativo de Javier  es desde el primer momento creado en base a la confrontación de los personajes, la cual,  genera las situaciones que darán vida  a esta serie que es como bien dice el maestro René Avilés Fabila  “un filme, una película vertiginosa que nos obliga a seguir la trama” cada capítulo tiene en sí mismo una idea narrativa perfectamente elaborada, al autor logra lo que pocos,  mantener la atención y el deseo de continuar leyendo el texto hasta terminarlo.
            Los personajes antagonistas revelan el drama cotidiano, muestran los principales vicios sociales de esta modernidad, que se le han  enquistado;  la violencia, la envidia, la avaricia, la mezquindad y  la venganza.
            Ellos de manera trágica, dan vida a las situaciones extremas por las que los personajes  principales pasan y resuelven,  a veces no solo por el ingenio mismo que el  autor les ha dado, sino  también por situaciones,  de las que el mismo autor los rescata, lo cual le da un ingrediente  extra, que mas allá de estorbar o de ser criticable, es un recurso  que aviva la emoción y el suspenso   que aparece en toda la obra, esta  presencia del autor lleva a la novela, a  ser parte del estilo  de Duhart, quien  a veces lo hace ya de manera intuitiva.
            Los personajes secundarios  soportan  la historia, cada uno aparece en el momento más idóneo, con ello el autor logra integrar, no solo una atmosfera realista,  sino que también ambienta perfectamente los escenarios, que van  desde los más urbanos,  hasta los  de una provincia  de México que aunque esta perfectamente delimitada, podría ser cualquier lugar, permitiendo que el lector lo imagine, haciendo de esta obra, universal . Esto último, es  un logro que solo los escritores con un oficio  arraigado  pueden  conquistar.
            La situación central de la novela  acertadamente  elegida y presentada por el maestro Duhart, llevada  a través  del dialogo y vida de “la tía güevos”  que más adelante se convertirá en, “Salustia la grande”   tía millonaria  de Rogelio y Otilia, quien es  asesinada, por su último esposo y  que deja  como  principales herederos a sus sobrinos,  desencadenan una serie de situaciones que divierten, al mismo tiempo que nos hacen reflexionar, sobre los valores que gobiernan nuestra cotidianidad y los vicios sociales e individuales  que  están presentes  en nuestras familias y en nuestro tiempo.
            De esta forma el escritor, con su narrativa,  muestra una sociedad, en la que la fantasía de adquirir una  riqueza súbita,  es concretada en la novela, fantasía que en ocasiones nos ha hecho  un pueblo perezoso, sin iniciativa y acostumbrado a esperar un salvador para resolver nuestros problemas individuales o sociales y que nos ha hundido  por años en la miseria y explotación  de las que hemos sido más  que víctimas, cómplices.
            La novela  Rogelio y Otilia tiene una fuerza narrativa manifestada en algunos pasajes:  La paranoia  de una tía  que desea obsesivamente a su sobrino y que  lleva al  límite  a esta historia,   al borde de hacerla una tragedia, situación que afortunadamente no se concreta, el comportamiento psicópata del último  esposo de Salustia,  quien  además de asesinar a la tía, comete una violación  que se describe con  una crudeza que es necesaria, el erotismo en la intimidad  de Otilia que junto  a Rogelio, conocen la pasión a pesar de su parentesco y los actos violentos que sufrirán en un momento de la novela.
            Vista la obra en su totalidad, encontramos que   el tema central  del escritor en la historia,   es el amor, fuente de inspiración eterna, temática atemporal, fuente donde han abrevado los  escritores y artistas de todos los tiempos, el amor mostrado   como la  fuerza que nos permite vencer los obstáculos más  grandes impuestos por la vida misma, que nos brinda la posibilidad de entregarnos a otro ser a pesar de nuestros más ocultos y oscuros silencios, la fuerza que nos hace abrazar al instante, en el  presente como el más valioso momento  para el que fuimos creados. Desde el principio, Rogelio y Otilia, se saben enamorados, pero descubrirán que su amor, sobrepasará las costumbres y moral hipócritamente impuesta,  que  llena de complejos, impide la  libertad que cada hombre o mujer necesitan para  crecer y realizarse.
            El autor sabe que el verdadero amor, no existe si no se construye sobre los cimientos  de la verdad, y que sin ella, la cadena de mentiras sostendrá solo una ilusión en la que quizá muchos de nosotros vivimos. El maestro Duhart está consciente  también  que para acceder a ella – a la verdad-   es necesario el valor, aquel que nos impulsa a actuar de la forma correcta y nos hace trascender como verdaderos hombres.
            El  dialogo que el  escritor logra con su lector,  es tan importante  como el dialogo interno que los personajes  tienen durante la historia,  la reflexión y el pensamiento se muestran, para que al leer esta novela sigamos, no solo lo visible de los hechos, sino los pensamientos  que  han gestado,   en esa noche silenciosa que se  mueve en nuestro interior,   para dar a luz una idea, con el que  materializaremos  una acción que determinará  nuestra vida. 
            En sus XI capítulos,  el maestro  Javier Duhart, ha construido una historia  perfectamente proyectada,  y como no, si lo que mejor ha hecho  el maestro en su vida ha sido proyectar obras arquitectónicas, y con las herramientas  de arquitecto,  a logrado la precisión, la belleza, la reflexión, la crítica y la recreación  para sus lectores.
            Esta obra por su  accesibilidad, sencillez y agilidad, aunque está dirigida a cualquier público,  es recomendable para los jóvenes  preparatorianos y  universitarios,  porque  al mismo tiempo que les divertirá, les hará reflexionar sobre sus aspiraciones y las dificultades que la misma sociedad o nuestras costumbres nos  impone  para conseguirlas.
            Rogelio  y  Otilia, novela  del Maestro Javier Duhart, es una novela con un estilo claro, hecha con  maestría por un narrador  que ha encontrado en el oficio de las letras,   la posibilidad  de compartir su vida y pasamiento, a través de su obra y en el caso de Duhart, hombre polifacético en el arte, nos permite acceder a los días  inquietos  donde la vida de millones de seres se encuentran para dar origen a historias  fantásticas y a las noches que se mueven hacia nosotros para enseñarnos la posibilidad de lo humano en toda su potencialidad. 
YANCUITLALPLAN, TOCHIMILCO  PUEBLA A 13 DE JULIO DE 2011

1 comentario:

  1. “El dialogo que el escritor logra con su lector, es tan importante como el dialogo interno que los personajes tienen durante la historia…” eso es verdaderamente bello y es el objeto principal de la literatura . Quise transcribirlo aquí porque ahora que acabo de releer tu generosa crónica, de todos los conceptos que has vertido, esto que has dicho en este párrafo es el más preciado halago que he recibido.
    Como es ya tu forma de escribir lo hacer con una soltura y claridad que es muy placentero leerte . yo no tengo más que agradecerte tu generosidad y amistad de la cual me siento honrado.
    Desde luego me extenderé en el comentario de esto que me has regalado, pero lo haré en mi blog.
    Por lo pronto te mando un abrazo fraterno. Javier Duhart

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