El cielo y la tierra
Los extremos atados y eternos
¿Pero es verdad que dios morará sobre la tierra?
He aquí que los cielos, los cielos de los cielos
No te pueden contener;
¿Cuánto menos esta casa que yo he edificado?
Rey Salomón
Rey Salomón
Una vez que Salomón el sabio terminó el templo dedicado a Jehová, su dios, se hace una pregunta o más bien le hace una pregunta a quien con su obra le rindió tributo, Jehová, le implora preguntando ¿es verdad que dios morará sobre la tierra? Y después le afirma; “he aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener” ¿Cuánto menos esta casa que yo he edificado? Finaliza con esta duda tormentosa, que debemos meditar para ayudarle a responderle, Así hablo el gran rey sabio, mostrando la profundidad de sus cuestionamientos, teológicos y filosóficos.
Si dios había pedido a David una obra donde pudiera morar en la tierra, ¿cuál sería la finalidad de tal petición? No acaso el cielo era la morada perfecta para el único dios adorado por el pueblo judío, dios todo poderoso e innombrable, masculino recalcitrante, intolerante a cualquier competencia por la apología divina que lo sustentaba, manifestación de unidad que no permitiría una compañera para gobernar el reino supremo de la fe del hombre.
Esta duda filosófica de Salomón es el principio por el que debemos iniciar el estudio de los reinos, en especial el cielo, azul, inalcanzable para los hombres de hace cinco mil años y al que nosotros podemos tocar hoy en día con el estudio no solo de la ciencias, físicas sino sagradas, complemento de nuestra instrucción masonica para formarnos como; hombres, masones, príncipes, magos y sacerdotes de la verdad, única fuete del conocimiento universal, a través de nosotros mismos.
Acudo nuevamente a la tradición judía en los libros de extraordinaria belleza y sabiduría, el génesis cuando dice: en el principio creo dios los cielos y la tierra, afirmación contundente del poder supremo de ese dios, que se crea una morada a partir de sí mismo y la nombra cielo, donde él habita a partir de ese momento, y crea atributos que va descubriendo en un ejercicio de creación, de candor manifiesto, hay un momento revelador, el momento de la creación de la luz de ese nuevo universo, dice: y dijo dios, sea la luz y fue la luz, y vio dios que la luz era buena, hasta entonces pudo verlo, porque antes solo existían tinieblas. Después hizo una expansión sobre las aguas que había formado, y la expansión fue el cielo arriba y la tierra aabajo. Así creó dios el cielo y la tierra y a partir de ellos creo a los seres y todo cuanto sabemos hasta hoy.
En esa perfección entre el cielo y la tierra se formo el paraíso, y en él, el hombre, que estuvo solo por algún tiempo, pero que gracias a la bondad de este dios, le creó una compañera, cuya persuasión acabo con el equilibrio perfecto, al tomar el fruto prohibido de la ciencia, el saber y conocimiento, que solo le pertenecía a él, diciéndoles, a partir de hoy ganate el sustento con el sudor de tu frente, es decir: de tu pensamiento propio.
Este cielo terrenal, y esta tierra celestial, le fueron arrebatados al hombre por una curiosidad propias de su creador quien lo que lo hizo, a su imagen y semejanza.
Este dios que habita en el cielo, que es inmaterial como el conocimiento o símbolo del mismo, que esta presente en todo independientemente de la existencia del hombre, una hoja existe y encierra mil misterios sin importar que haya una mente que la descubra, el cielo divino esta en ella, y el hombre en el cielo que le arrebata a dios cuando es expulsado, se pregunta , ¿que es esa hoja?, y el hombre ve y vive en la tierra, ese es el lugar que le corresponde por designio divino, es tierra, y carne, materia, roca, agua, fuego, aire.
Cielo y tierra, fueron creados para estar eternamente atados, a partir de ellos, el hombre busca en lo inmaterial del conocimiento, arrancar a la tierra sus arcanos, y volverlos ella.
Cuando el hombre aspira a elevarse a los cielos y dios le pide a David una morada en la tierra, hacen un pacto divino manifestado, en una alianza, permanente que de romperse, no acarrearía masque la destrucción de ambos.
Por eso la existencia del cielo divino, o dios, no es un dogma, es una alianza cuyos símbolos mas importantes, están a la vista, cielo y tierra, un cielo que no puede contener a dios y una tierra en la que el hombre que alcanza la sabiduría tiene en su corazón un templo para albergarlo..
Estos son algunos de los misterios de estos símbolos supremos que debemos meditar sin reparo y sin prejuicio, pensando como Luzbel o luz mas bellas, el único arcángel libre de pensamiento y acción que se atrevió a pedir a dios ser igual que él, y que por ello fue expulsado. A un lugar inferior a la tierra que debemos meditar con detenimiento.
Es cuanto
Cohutec Vargas genis
"Vitruvio" |
Flor de la Vida |
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