OAXACA
LO PEOR DEL SISTEMA Y LO PEOR DEL MAGISTERIO.
La libertad es la obediencia a la ley
que uno mismo se ha trazado.
Jean Jacques Rousseau
Para Edi Galicia, Emiliano Zurita y Jesús George Dávila
Amigos entrañables.
Vengo de una familia de maestros, mi padre, maestro rural,
egresado de una normal rural, mis tíos, agrónomos y maestros comunitarios,
muchos de mis primos, maestros que han laborado en la sierra, en las
comunidades y en la ciudad, mis mejores amigos maestros, varios de ellos con
una trayectoria en la sierra de más de 20 años, todos luchadores sociales,
antiguos apostolados de una forma de ser maestro que agoniza, todos, en 20 años,
nunca han dejado de presentarse en sus aulas para impartir lo que el programa
oficial enseña, pero también, para compartir lo que la experiencia de vida y de
conocimiento les ha brindado, todos maestros por convicción profunda, todos han
exigido de manera civilizada sus derechos y defendido la educación pública como
un derecho inalienable del hombre.
Voy a citar quizá al pensador que más influyó en la
construcción de mi formación ideológica
relacionada con la vida docente, el gran José Martí, educador de las
Américas, “Educar es depositar en el
hombre toda la obra humana que le ha antecedido; es hacer a cada hombre resumen
del mundo viviente, [...] ponerlo al nivel de su tiempo [...] prepararlo para
la vida” (II, 507). “Educar es dar al hombre las llaves del mundo, que son la
Independencia y el amor, y prepararle las fuerzas para que lo recorra por sí,
con el paso alegre de los hombres naturales y libres” (I, 1965). UNESCO
1993. Y lo cito porque comparto los
preceptos en los que en esencia, el
proceso de educación tiene la sublime tarea de la construcción de un “hombre” libre constructor de su propio
camino, sensible a miserias e
injusticas.
En México, hablar de educación es hablar de Vasconcelos, de
Reyes, de Justo sierra, también es hablar del normalísimo rural y urbano, y
sobre todo, es hablar de la íntima
relación que el maestro ejerció a mitad del siglo XX ante los problemas sociales. Hablar de educación
es hablar de las normales rurales, secuestradas por intereses sectarios de una
extrema y torpe izquierda y exhibidas como ejemplo dictatorial, para contener
la insurgencia comunitaria de la cual
fueron parte en algunos lugares, ambas situaciones totalmente inmerecidas para
una manera de comprender el apostolado
educativo propuesto por Cárdenas. Ambos extremos de una forma de ver y atender
las problemáticas de una manera lamentablemente errónea al utilizar un sistema de formación docente que pudo haber sido
perfectible, para fines siniestros y absurdos. Hablar de educación en México es
hablar también de la diversificación y especialización en la formación docente,
necesaria para un país contrastante y cada vez más plural, en el que la educación pública y privada conviven desde hace algunos años ya, de manera
a veces tensa, a veces cómplice, a veces
sana. Hablar de educación es México es hablar de la autonomía universitaria,
del desarrollo de las universidades tecnológicas tan dinámicas como las que más en
el mundo, hablar de las universidades privadas,
pequeñas y grandes, es hablar de organizaciones y docentes independientes que
trabajan día a día buscando sobresalir y sobrevivir en un espacio de obstáculos, y carencias que se van
solventado, pero todas ellas transformadoras
y positivas para las localidades,
estados y lugares donde se instalan. Nunca sobra una universidad en cualquiera
de sus formas en ninguna parte de nuestro país.
Hablar de Educación en México es hablar de crítica
inteligente y servilismo despótico. Es
hablar de un sindicalismo totalmente corrompido, para satisfacer insignias
clientelares, es hablar del maestro, al servicio del estado, que cuenta aún con
los derechos laborales de tendencia social, y también los contratados por
honorarios o por contratos periódicos, es hablar de los maestros de escuelas
particulares que a veces son los menos retribuidos y a los que nadie menciona.
Hablar de educación en México es hablar de un complejo sistema cada
vez más diverso, más contrastante, más
competitivo, más versátil.
Si bien no todo el magisterio carece de un salario digno,
también es cierto que no todos acceden a un salario que mínimamente les permita
solventar sus necesidades que como educador necesita. Y no necesariamente hablo de aquellos que están al servicio del
estado sea estatal o federal, hablo de toda la diversidad que he mencionado.
Hablar de un conflicto como el de Oaxaca, Michoacán,
Guerrero, y Chiapas entre otros lugares,
es ver solo una parte del fenómeno educativo en México, y muestra de las graves contradicciones mutuas de los
contendientes; por un lado, un sindicato
que ha sacrificado toda responsabilidad
y ética profesional hacia la actividad docente, en aras de una lucha para
beneficiarse y mantener sus componendas
históricas , no siempre justas, ni en favor de una educación a la que
ellos han tomado como bandera, y a la que cada día dedican tan solo discursos
demagógicos e insignificantes. Por el otro extremo, un gobierno que ha permitido el crecimiento de sindicatos
impunes y clientelares, a los que han dejado de serle útil, y recurre a la toda
la fuerza represiva de la que es capaz
para aplacarlo, sin lograrlo de manera eficiente.
Ambos utilizan para su lucha lo peor de sí mismos, unos el
conflicto y la agitación social, otros, la desinformación, la represión y la
fuerza, ambos buscan la descalificación del otro, ambos golpean con palos, palabras y ofensas no solo a su
contrincante, si no a lo más sagrado que tiene la civilización humana que es:
SU EDUCACIÓN.
La lucha de Oaxaca, es la ejecución de lo más miserable de ambos bandos, es la lucha por la
prevalencia de sus peores concesiones.
Oaxaca pudiera ser el inicio de un diálogo utópico (en
nuestro país) por mejorar la educación pública básica, sea gratuita o privada;
y no el escenario de brutales muestras de deshonra por nuestra Educación,
nacida allá, en los antiguos Tepoxcalli o Calmecas, o en las universidad
nacionales Mexicanas, anteriores a la sorprendente y poderosa Harvard.
El conflicto de Oaxaca no es en pro o en contra de una reforma
educativa, o no educativa, ni tampoco, por la educación pública y los derechos
de nuestros maestros, como cada sector de esta disputa presume, ambas cosas son una terrible quimera, el
conflicto de Oaxaca es la lucha por la prevalencia de derechos y privilegios
inmerecidos e injustos, que solo sirven uno cuantos líderes que no quieren ver
derrumbado un imperio de posiciones políticas que desde hace tiempo poseen para
su beneficio.
Jonacatepec Morelos junio de 2016
Cohutec Vargas Genis
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